Notas sobre 'Ya casi no me acuerdo' por Tharl

Portada de YA CASI NO ME ACUERDO

En un relato de este libro sobre un superviviente de Mauthausen encontramos esta imagen:
<blockquote>lo peor era salir a trabajar al amanecer, porque entonces te encontrabas, <i>pegados a la alambrada como moscas en una telaraña</i>, a todos los que no habían aguantado y se habían lanzado contra ella. </blockquote>
¿Por dónde empezar? La cutrez de una metáfora introducida como un inciso, la aclaración de ese “en una telaraña” por si la imagen no quedaba clara, la desafortunada identificación entre las víctimas del genocidio y las moscas, el tremendo mal gusto de la imagen o, sobre todo, la profunda inmoralidad de literatulizar y poetizar la memoria (del holocausto).

No quiero juzgar un libro por una torpeza pero si se le ha escapado una insensibilidad semejante a Clara Morales es porque está más preocupada en exhibir una supuesta “sensibilidad” que en la dignidad y realidad de las personas y los hechos. Y eso es criminal.

En general, los cuentos de <i>Ya casi no me acuerdo</i> me parecen unos cuentos miméticos, afectados y falsos, que es sin duda lo peor que se puede decir de una narrativa de la memoria.


Dicho esto, hay dos cuentos buenos que no se limitan a buscar el reconocimiento inmediato y el asentimiento del lector, que encuentra un reflejo de los posicionamientos que trae de casa. Son cuentos que respetan el misterio de toda memoria, siempre abierta, con una atmósfera y que logran crear una estructura significante con varios mimbres (debería ser algo obvio, la condición mínima de todo relato, pero no).

Son estos:
- «Amiga íntima»
- «Malo de lo suyo»
- E incluiría «Verbena» de no ser por su final, precipitado y sin justificación porque a pesar de la lograda atmósfera es una historia sin núcleo.

Escrita hace 7 días · 0 votos · @Tharl le ha puesto un 4 ·

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