Cara a cara con Carcoma por arspr

Portada de TE DI OJOS Y MIRASTE LAS TINIEBLAS

Me vais a permitir está injusticia y sacrilegio de efectuar una reseña como una farisea comparación con otro libro, pero es que he llegado a él por recomendación del sopero Tharl y precisamente porque él me lo recomendaba a mí en la reseña que hice yo de Carcoma... (Lo cual no deja de mostrar una de las grandezas de SdL y en general de que dos lectores compartan ideas)

Y empecemos por el final... A mí me ha gustado más Carcoma, pero a este le he votado con un 8, es decir que es total y absolutamente recomendable. De hecho, entre mi memoria de pez y que ya hace un tiempo que lo leí, Carcoma se me va deslavando un poco y estoy haciendo una incluso más injusta comparación entre una libro y el regusto, el recuerdo tardío, (e incluso por qué no decirlo, el mito), de otro.

No obstante lo anterior, sí creo coincidir con Tharl en que Irene (y por supuesto su traductora al castellano, Concha Cardeñoso) es más escritora que Layla. Insisto que ya no me acuerdo del todo, pero la textura, la cadencia, el vocabulario, el tejido de las frases me parece que es más rico aquí que allí. Sí buscáis un libro por la plástica pura del mismo, he de reconocer que quizá os tengáis que quedar con este. Como parece que le pasó a Tharl habiéndolo leído justo antes.

Pero a partir de aquí, la estructura última del libro es más impactante en Carcoma.

Al final este libro no deja de ser una mera descripción costumbrista de las sucesivas generaciones de mujeres que han habitado en una masía y a las que en general la vida que les tocó vivir se situó en un rango variable entre injusta y dura a directamente no tengo ni idea de cómo demonios lo soportasteis. Justo como en el patio de cualquier familia, (salvo que seas marqués de Griñón), a poco que empieces a escarbar cómo vivieron y qué les tocó soportar a tus bisabuelos cuando en este país, (y en todos), se vivía como se vivía por mucho que hoy nos quejemos de lo caras que están las hipotecas. Y en ese marco la novela emplea el realismo mágico como bien podría no haberlo hecho. No me entendáis mal, es un gozo y tiene su (ligera) justificación dentro del propio concepto de la masía alimentada, enriquecida, "con historia", hogar, pero también prisión, de todas, (más que todos en este caso fundamentalmente de homenaje femenino), las que vivieron y murieron en ella. Pero no deja de ser algo ajeno, una figura literaria que Irene escoge para retratar, para aterrizar algo tan etéreo pero que todos entendemos de una manera visceral, totalmente emocional, de que los sitios antiguos tienen solera, tienen alma, tienen un algo especial que trasciende a su propio espacio físico y que bien se puede transcribir en la alegoría de que conservan los espíritus de los que los habitaron, tal como efectúa el libro.

Y esto es ni más ni menos este libro. Un bello museo etnográfico, preciosamente decorado y construido, de las vivencias acumuladas en la masía. Ya, pero en cierta forma ese es, para mí, también su punto débil frente a Carcoma. Este libro es, a la postre una mera descripción, una mera colección de retazos de vida sin que en realidad "pase nada" en él. Ojo insisto que esto es una microcrítica: ya me gustaría a mí que todos libros en los que no "pasa nada", (y de paso todos los museos que visite), sean tan buenos como este.

Pero es que para mí Carcoma es a la vez mucho más agresivo, sorprendente y dinámico. Porque desde el primer momento en vez de ser un espectador silente, te escupe a la cara todo el odio y rencor que su historia cuece a fuego lento. Porque el realismo mágico, que aquí es en cierta forma la acertada decisión del decorador del museo, allí nace de la manera orgánica en que dicha historia devenga en que sus mujeres sean "brujas" y, por extensión, en que la casa esté "embrujada". Porque aquí las mujeres son sufrientes, (como en realidad han sido muchíiiisimas veces), pero allí son eso y a la vez ejecutoras (como en realidad han sido otras muchíiiiiimas veces como mero complemento de supervivencia a lo anterior). Porque este libro es un buen merecido museo, pero aquel es un igualmente bien merecido y mucho más vivo ajuste de cuentas. Porque este es un libro "local", catalán, apegado a una tierra y mitos concretos, aunque a la postre su fondo sea universal, mientras que en Carcoma es más bien al revés: se parte desde un primer momento de conceptos generales, deslocalizados, para aterrizarlos en un pueblo arquetípico que cualquiera puede igualmente identificar con el suyo, sea el que sea.

En cualquier caso dos lecturas muy recomendables (aunque Tharl lo reduzca a una y no precisamente la que yo escogería... Afortunadamente tampoco hay por qué escoger en exclusiva).

Escrita hace 4 meses · 5 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Tharl hace 4 meses

Qué alegría que te haya gustado el libro, arspr, y te haya animado a escribir está magnífica reseña. Para ser justos, yo leí este antes que Carcoma, por lo que la comparación me afectó en sentido inverso.

Me gusta mucho la diferencia que apuntas: Carcoma es un ajuste de cuentas, tiene más trama; este, en cambio, es un libro más etnográfico (a nivel histórico, costumbrista, culinario, lingüístico), con menos relato, y su realismo mágico proviene de un dispositivo literario para encapsular el tiempo en pocas páginas.

A mí me gusta más Te di ojos por el estilo y porque prefiero la etnografía. Me quedo ante todo con la cocina del cordero y el pacto con el diablo. Pero fijate que puede que hasta me haya gustado menos que a ti. Le puse un 7. Y es que aunque valoro mucho lo que hace Sola me resulta ajeno.