Notas sobre 'Ocaso y fascinación' por Tharl

Portada de OCASO Y FASCINACIÓN

Lo que hace Eva Baltasar aquí es un desahucio. Desaloja a los desposeídos de su subjetividad para rellenarlos de sus fantasías; a los sinhogar, a los que apenas tienen una habitación propia a costa de limpiar casas ajenas. No puedo, ni quiero, pasarlo por alto. Cuando leo que Eva Baltasar durmió dos noches en la calle en Berlín por una rabieta o que trabajó de limpiadora me parece una burla. Pero sí reconozco que esa experiencia turística le ha servido para dar precisión y detalle a los mejores pasajes de la novela: la descripción minuciosa de la vida sin hogar y de las rutinas de limpieza.

A cambio de este desahucio tenemos una fantasía de castigo y de locura. Es fácil conectar con esa percepción de que vivimos al borde del precipicio, vidas precarias que con un empujón y mala suerte desembocan en la desposesión y la enfermedad mental antes de que nos demos cuenta. Hay alguna reflexión interesante al respecto. Lo importante es lo que se construye desde esta percepción. Podría hacerse una historia de enraizamiento, de construcción de redes de apoyo y resistencia pero Eva Baltasar prefiere explotar la ruina, salpicada de reflexiones sobre la importancia esencial de la propiedad privada. Hay alguna reflexión, alguna imagen, iluminada; otras muchas que no.

Al final lo que más valoro es la transformación gradual de la protagonista en un ser esencial y místico que vive en un mundo atávico; que ha descubierto otra lógica de la experiencia a través de los objetos, de la noche y del pensamiento religioso. El modelo, muy bien construido, es el de un cuento de Cortázar: esa lógica otra se abre gradualmente paso en la novela como metáforas, adjetivos e imágenes que se convierten en cosas, volviéndose más y más literales, para culminar en un delirio a lo Psicosis.

Con algunos de estos materiales Sara Mesa te hace 'Un amor'. Supongo que mis problemas con ‘Ocaso y fascinación’ se deben a la usurpación de esa primera persona y a la falta de distancia y a que no suelen gustarme los narradores no fiables. Pero también reconozco que la prosa escatológica y rabiosa de Baltasar tiene muchos más matices y peso literario que la afectación hueca de ‘Carcoma’. No me importaría leer las novelas de 'Tres cuerpos salvajes'.

Escrita hace 12 días · 0 votos · @Tharl le ha puesto un 5 ·

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